Viciosos de la pluma




Es una de esas cosas que comienzan casi sin darte cuenta. Un día cualquiera, en un momento indeterminado, pensando en nada y todo a la vez te sorprendes a ti misma garabateando unas letras sobre un papel, y al mirarlo, te hace gracia el resultado, por lo que a la próxima ocasión que se presente repites la experiencia, esta vez de forma más consciente, pero sin planificación previa, todavía, como si si no te te hubiera metido en la sangre y contaminado el corazón de tinta. No lo sabes, pero es tarde, y cuanto más lo hagas más dentro se te queda, hasta que la tinta es parte de tu adn.

Después de esas primeras incursiones, el virus se te ha introducido en ti, e incuba, pasando los días en tu interior mientras tu empiezas a dormir entre las páginas de los libros, y mentalmente reescribes las obras de tus autores de cabecera. Sin pensarlo, vuelves a acudir al papel, a dejar tus propias huellas en forma de palabras en el, vuelves a repetir, se convierte en un acto recurrente y vuelves a por mas cada vez con mayor asiduidad. Y descubres que cuando no escribes en un tiempo parte de ti se difumina en el aire para perderse por siempre. Los locos de la tinta y el papel, esos viciosos de la escritura siempre han existido, desde el amanecer de los tiempos, no hay un perfil de riesgo, a cualquiera le puede pasar, no hay sintomatología previa, cuando el vicio de escribir aparece en tu vida, te conviertes en un exhibicionista mental, en parte de una banda cuya sola existencia escandaliza a más de uno, imaginando la escritura como una impúdica manifestación.

Cuando esto pasa, ya no hay vuelta atrás, pues has sido poseído por el vicio de escribir, que está en ti, y ha acampado permanentemente en un rincón de tu mente, donde no será desalojado. Ya estás perdido, no hay remedio ni medicina que lo suprima, procuras salir siempre con algo de papel encima para anotar, y el bolígrafo ya es una parte más de tu mano. Ya eres uno de esos viciosos locos que escriben y escriben, que beben tinta, comen papel, y se sustentan de las palabras. No hay cura para ello, pero tu eres feliz en tu patología y no quieres que sea de otra forma, pues con la pluma pegada a ti, pero que no te pesa, si no que te ayuda a despegar hacia las nubes, con esa pluma en la mano experimentas la vida más intensamente y la compartes, con sus gozos y sus dramas.

Comentarios