Los chicos que coleccionaban tebeos






Antes de Internet, antes de los efectos digitales, antes de los blu-rays y los smartphones, existió otro mundo. Un mundo en que los tebeos se vendían en quioscos, en que nunca sabías qué historia encontrarías en su interior y en que cuatro chicos locos por los cómics emprendieron el camino que les llevaría a convertirse en adultos. Julián M. Clemente se une al guionista y director de cine Helio Mira en una novela íntima, nostálgica y reveladora sobre la generación que creció leyendo, coleccionando, compartiendo y viviendo los cómics de superhéroes en la España de finales de los años ochenta, cuando no parecía haber nada más importante en el mundo.


Ésta pequeña novela se desarrolla en dos tiempos distintos, 2012, y 1986. Es una buena narración, realista, de aquella época que muchos conocimos y de vez en cuando echamos de menos, más aún los que somos aficionados al género (el cómic), el cual descubrimos en aquella década mágica de los 80. Zinco y Fórum, cuanto bien hicieron sobre las costumbres lectoras de más de una generación. Los personajes, diferenciados entre sí, logran hacer que te pongas en sus zapatos. Bien ajustada a la realidad, aborda la problemática escolar, y la económica a la hora de adquirir sus colecciones. Eso lo sabemos porque lo experimentamos en nuestro propio pellejo.

Los chicos que coleccionaban tebeos es un acertado retrato de una época, de unos tiempos que eran otros, pero que no nos son tan lejanos. Los saltos en el tiempo entre 2012 y los ochenta nos indican que la afición de los protagonistas no es flor de un día, que es tan válida como la de cualquier bibliófilo, y que en alguna que otra ocasión te pueden sacar de alguna mala experiencia. No es una obra muy extensa y consume muy poco tiempo, por lo que se recomienda su lectura, apta para todos los públicos, los que vivieron esos años y los que no. Experiencias vitales comunes a todos, amores, amistades, estudios, y con el atractivo añadido de descubrir un poco como se vivía y como se quedaba con los amigo en unos años en los que el Whatsapp no existía. Puede que sea nostalgia, pero esos fueron nuestros maravillosos años.

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