Contador a cero





Nada dura para siempre, ni nosotros, eso es algo que sabemos muy bien, aunque muchas veces no queramos acordarnos de ello. Lo que hoy es rutina, mañana puede ser nada. Hay costumbres que no nos quitamos de encima en toda la vida, pero otras se van evaporando poco a poco. En el mundo no hay nada completamente seguro, si exceptuamos que vivimos y morimos. Todo lo demás es incertidumbre. Todos los días cambiamos, ya no somos el que éramos el mes pasado, ni mucho menos el que éramos el año pasado, ni hace veinte años, aunque en esencia nunca dejemos de ser quienes somos.

De vez en cuando tenemos que poner el contador a cero, pero del todo, cosa que no implica cambiar de forma de ser ni alterar la personalidad. Las cosas que habían funcionado hasta el momento, ya no lo hacen, ni parece que lo vayan a hacer. Aquella persona ya no parece tan adorable, ni aquel trabajo tan prometedor. Situaciones que se van amontonando unas encima de otras y que no conducen a nada. Cortar, desconectar y cambiar de frecuencia de vida, no es tan malo, ni tan raro, lo hace todo el mundo, se ha hecho toda la vida. No hay que desgañitarse como un obseso en algo que no funciona, se para, se deja, y a otra cosa. Mientras haya vida todo se puede volver a intentar, pero en especial, todo se puede probar. Para que al final demos con lo que mejor concuerda con nosotros, y para no quemar la vida en situaciones frustrantes. Contador a cero y a otra cosa, que cada vez que amanece, es un día distinto, y  empezamos algo nuevo.

Comentarios