Subtexto, el silencio que habla




El subtexto, que salió a colación a raíz de una conversación de Telegram y que quería explicar mejor, documentándome mejor en cuanto a antecedentes históricos, nació en el teatro y se conceptualizó a finales del siglo XIX.  Stanislavski fue su primer teórico e impulsor. No es coincidencia que esto suceda cuando la psicología freudiana en la época en la que se han desarrollado y van calando en las vanguardias artísticas (simbolismo, surrealismo, etc.) que comienzan a interesarse por la mente y los mecanismos ocultos que hacen actuar al ser humano. Stanislavski, que viajó por todo el mundo, influyó en EE.UU en la creación de distintas escuelas de interpretación, como la de Lee Strasberg, el conocido profesor de actores como Marlon Brando, Paul Newman, Al Pacino, etc… y que fundó el Actor’s Studio con el director Elia Kazan. O Sanford Meisner, de cuya escuela surgieron el dramaturgo y director cinematográfico David Mamet o William Layton, que fue quien introdujo el llamado “método” en España.

El atributo principal del subtexto es que enriquece el contenido en distintos planos y dimensiones de la ficción que el contenido aparente del diálogo no aporta directamente, pero que sugiere implícitamente en el uso del lenguaje y en el modo de actuar de los personajes creando de este modo una visión más completa de lo que está viviendo. Es el contenido que no se enuncia en un texto, pero que sumergido en el relato cinematográfico, se expresa por medio del comportamiento del personaje a través, por ejemplo, del ocultamiento y los sobreentendidos. El silencio forma parte del texto, puesto que también se enuncia, no es una metáfora, como algo que sustituye a otra cosa.

Stanislavski lo dijo: “Lo más importante del texto está en el subtexto”. Esto hace referencia a que la plena significación de lo que se dice se encuentra precisamente en lo que no se dice o en el cómo se dice, en aquello que está latente en el diálogo de los personajes. Los personajes no sólo hablan con palabras, sino con la intencionalidad de las palabras y los silencios que acompañan a esas palabras. Dicho de un modo rotundo, el sentido último de lo que dicen los personajes está precisamente en lo callan. Es la parte oculta del iceberg, mientras que el texto es la parte que se muestra a simple vista. El subtexto es el mundo interior del personaje y sus circunstancias; las razones secretas que el personaje no quiere descubrir conscientemente a los demás; las razones que el personaje se oculta a sí mismo (es decir, su inconsciente); la ironía, la sátira, el sarcasmo, la hostilidad encubierta, el deseo de herir sin descubrirse; la reacción que surge en el interior del personaje al escuchar a los otros personajes, sus frases y comportamiento; las reacciones que se producen durante los silencios y que activan el monólogo interior que quizás el personaje podría expresar verbalmente y no lo hace.

El subtexto no está expresado de un modo directo en el relato, ya que en ese caso dejaría de ser subtexto y pasaría a ser texto. En cuanto al diálogo, el subtexto encuentra su referente en las acciones que contradicen lo dicho por los personajes y, sobre todo, en el acto del lenguaje, en el silencio significativo que alienta la imagen.

En el diálogo cinematográfico, como en la vida misma, el acto de hablar no es un discurrir de palabras. Es un discurrir de palabras y silencios. En un diálogo, el habla es un decir y un no decir y es la presencia de ambos elementos lo que lo dota de sentido dentro del relato. Son las relaciones entre ambos componentes lo que le da sentido a una frase, a un enunciado, a un discurso. Por tanto, palabra y silencio se vinculan muy estrechamente en el lenguaje cinematográfico y televisivo, poniendo como ejemplos relativamente recientes a las series Mad Men, y Luke Cage, cuyos silencios son igual o más significativos que sus palabras.

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